Junio de 1918
SEAMOS TOLERANTES CON LAS
CREENCIAS DE LOS DEMÁS
Estamos aquí con el objeto de vivir en las condiciones que hemos encontrado y para aprender las lecciones que se desprenden de nuestro alrededor ambiente. Aquellos que están continuamente surcando las nubes y buscando ideales espirituales y al mismo tiempo olvidando sus deberes y obligaciones primordiales, están tan equivocados en sus esfuerzos como aquellos que se abstraen en el trabajo material, afanándose en su ansia insaciable por el dinero. Ambos necesitan ayuda, pero en direcciones opuestas. Una
clase necesita que se la aferre en el suelo firmemente hasta que sus pies caminen seguros por la tierra; la otra necesita un estímulo, un excitante, para que pueda ver la luz del cielo y empezar a pensar en adquirir los tesoros de allí.
"La comida de un hombre es veneno para otro" y esto se aplica tanto a los alimentos espirituales, por lo menos, como a los alimentos físicos. Solo hay una gran verdad:
"Dios", pero tiene muchas facetas. El ángulo que a nosotros nos conmueve y conviene puede no tener fuerza para excitar a los demás, y viceversa, la idea y modo de ver la verdad de los otros, puede no tener influencia para convencernos. Por lo tanto, podemos ver que tienen su razón de ser todas las religiones diferentes del mundo y los puntos de vista diversos que mantienen las diversas sectas y cultos. Cada una de ellas tiene su misión que llenar para el pueblo entre el que se encuentran, por lo que debemos ser tolerantes con todos los cultos y religiones, aun aquellos que atacan a nuestras creencias y a nosotros mismos.
Debemos estar satisfechos con ser conocidos por sus frutos, pues esta es la única prueba verdadera y válida de la religión individual. ¿Nos hace a nosotros ser mejores hombres y mujeres, mejores padres y madres, mejores hijos e hijas, mejores hermanas y hermanos, mejores empleados y patronos? ¿Nos hace ser mejores ciudadanos en todos los sentidos, de modo que podamos ser presentados como modelos de la comunidad en que vivimos? Ésta es la prueba de la verdadera religión.
No es un daño grande el que entre nuestras filas haya materialistas, sino el caso de que, desgraciadamente hay una tendencia entre gentes que defienden o comulgan con enseñanzas avanzadas el navegar por las nubes, olvidadizas de las condiciones concretas y de los deberes terrestres. Esto es causa de que la generalidad de las personas miren con desdén y menosprecio el ocultismo y califiquen a todos los que lo estudian de chiflados y excéntricos, aunque sus faltas no tienen nada que ver con el ocultismo, así
como tampoco no es la culpa de un buen alimento el que un estómago débil no pueda digerirlo.
Por esta razón no solo debemos ser tolerantes con las creencias de los otros y mantener el principio de no criticar la fe de los demás, sino que debemos vigilarnos a nosotros mismos para ver el modo de que "vivamos" las enseñanzas Rosacruces de forma que acreditemos estas doctrinas dondequiera que estemos colocados.
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