sábado, 13 de febrero de 2010

SANTIDAD DE LAS EXPERIENCIAS ESPIRITUALES - en you tube -


CARTA Nº 19
Junio de 1912

SANTIDAD DE LAS EXPERIENCIAS ESPIRITUALES

en you tube, aqui
https://www.youtube.com/watch?v=c0WtjNgJUtA&feature=youtu.be

Durante el terminado mes han sido muchas las cartas recibidas en las que se expresan las opiniones de los estudiantes respecto de las lecciones anteriores, habiendo producido un gran placer en nosotros al ver la nota de profundo amor que expresan sentir por la Fraternidad, y el deseo de "saber como se había adueñado de ellos". Así es que me siento algo mejor dispuesto acerca de la publicación de mis experiencias personales, de lo que me hallaba en los principios.
Al mismo tiempo nunca se repetirá lo suficiente que el relato sin discernimiento de las experiencias suprafisicas, es una de las prácticas más perjudiciales, no importa bajo que punto de vista lo consideremos.

En el folleto Nº 11, "Vista y Percepción Espiritual", fue explicada esta materia ampliamente. El "tesoro hallado" debe ser extraído en silencio, y sabemos por el mito griego que Tántalo fue lanzado en las regiones infernales por divulgar secretos espirituales. En otros términos; no podemos ganar la iluminación verdadera mientras vayamos pregonando nuestros ensueños y visiones de la ceca a la Meca, contándoselos incluso a quienes ostensiblemente no quieren escucharnos. Al obrar así profanamos y depreciamos lo que debemos reverenciar, y la profanación es capaz de enfocar nuestra visión hacia las regiones infernales: los estratos inferiores del Mundo del Deseo.
Por otra parte, tales narraciones tasan la credulidad de aquellos a quienes se refieren. No hay medida alguna por la que podamos medir su exactitud y alcance. Con frecuencia parece que no tienen sentido práctico sobre el problema de la vida; y aun cuando tengamos fe en la veracidad del visionario, no tienen ningún valor sus cuentos a menos que podamos descubrir una ley subyacente, o un fin de ellos. De este modo, la declaración de la ley es suficiente y no necesita de embellecimientos. Tal vez la mejor ilustración de este punto me sea dable exponerla mediante la relación de cómo yo descubrí la ley de la mortalidad infantil, ley que nunca fue publicada hasta que apareció en nuestra literatura.
Un día mi Maestro me encargó la tarea de seguir la vida de cierta persona a través de dos incorporaciones anteriores y someterle un informe del resultado. Yo no tenia la más pequeña idea de que se me enviaba en busca de una ley, sino que pensé que el objeto era el del desarrollo de mis facultades para la Memoria de la Naturaleza. Una vez lo tuve ya completado comuniqué el resultado a mi Maestro, quien tomó particular empeño en conocer las circunstancias que habían concurrido a la muerte en cada una de las dos vidas. Le contesté que el hombre aquel había muerto en el campo de batalla la primera vez y por enfermedad, cuando niño, la segunda. Todo ello resultó ser exacto, encargándome la investigación de la vida de otra persona. Ésta murió en cama la primera vez, y también como en el caso anterior, murió la segunda siendo niño. La vida de una tercera persona feneció en un incendio la primera vez, y al parecer como las anteriores, siendo niño la segunda. Digo al parecer, porque escasamente podía creer la evidencia de mis sentidos y me sentía poseído de timidez cuando informé a mi Maestro. Me sorprendí al oírle decir que era exacto mi informe. Esta convicción fue aumentando en mí a medida que por mi cuenta hube investigado las vidas de catorce personas. En la primera vida murieron bajo diversas circunstancias, algunas en la guerra, otras por accidentes, algunas en la cama rodeadas de sus familiares, por cuyas mejillas corrían las lágrimas; más en la segunda vida todas pasaron al más allá siendo niños.
Entonces me dijo el Maestro que comparase estas vidas hasta encontrar el por qué murieron siendo niños, y durante varias semanas las estuve estudiando noche tras noche, pero sin poder encontrar homogeneidad alguna en las condiciones de su primera muerte, hasta que la mañana de un domingo y al penetrar en mi cuerpo la solución resplandeciente penetró en mi cerebro. Desperté prorrumpiendo en el grito: "¡Eureka!" Del salto que di casi fui a caer en mitad de la habitación de la alegría que tuve por haber hallado la clave. Los horrores de las batallas, incendios y accidentes, al igual que las lamentaciones de los familiares privaron la profunda impresión del panorama de la vida; y el valor de una vida terminada bajo condiciones tales, se perdería si no fuese seguida por la muerte el primer cielo, como plena y claramente se ha demostrado en nuestra literatura. La Ley, como queda ya explicada, lógicamente descifra el misterio de la vida independientemente de la veracidad de mi historia. Cómo quiera que la he relatado únicamente para dar lugar a nuestra lección, me siento con firmeza para exhortar a los demás que guarden en el silencio sus experiencias espirituales.

del libro "Cartas a los Estudiantes", de Max Heindel

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https://www.youtube.com/watch?v=c0WtjNgJUtA&feature=youtu.be

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