viernes, 12 de febrero de 2010

LA PASCUA, PROMESA DE RENOVACIÓN DE LA VIDA - en you tube -


CARTA Nº 65
Abril de 1916

LA PASCUA, PROMESA

Esta será la lección de Pascua, aunque no contenga una sola palabra relacionada con el acontecimiento cósmico de la estación actual. Pero subraya de nuevo el hecho vital de que el nacimiento y la muerte, son meros incidentes: en la vida del espíritu, que carece de comienzo y de fin.
La vejez, las enfermedades, la guerra o los accidentes pueden destruir esta habitación terrena, pero poseemos una "casa celestial" que ningún poder es capaz de alterar. Así, por mucho que la muerte se acerque a nosotros o a los que nos son queridos, sabemos que, de la misma manera que el Viernes Santo va seguido por la Gloriosa Pascua, la puerta de la muerte no es más que el umbral para una más larga vida, en la cual las dolencias y dolores, que tanto abaten nuestro inferior cuerpo físico, no tienen dominio alguno.
Pensemos, pues, en lo que esto significa para los pobres hermanos que han sido destrozados y mutilados por la pavorosa inhumanidad del hombre contra el hombre, y demos gracias por haber escapado del sufrimiento que debían todavía soportar, de no haberles, librado él la muerte.
Para la inmensa mayoría la muerte es "el colmo de los terrores", pero cuando estamos bien instruidos consideramos que bajo nuestras condiciones actuales la muerte es verdaderamente una buena amiga.
Ninguno de nosotros goza de un cuerpo perfecto y puesto que se deteriora en tan alarmante grado durante los.pocos años que lo utilizamos, pensemos qué seria de él al cabo de un millón de años y un millón de años no es más que un fugaz destello comparado con la duración infinita. Únicamente el espíritu puede soportar el infinito, y por consiguiente, la Pascua es la esperanza más ardiente de nuestra inmortalidad y Cristo los primeros frutos de la inmortalidad y muchos humanos con él.
Acerquémonos, pues, querido amigo, a la próxima Pascua con una actitud de aspiración espiritual de imitar a nuestro gran Caudillo, Cristo, crucificando nuestra naturaleza inferior. Ojalá sea un buen Viernes Santo cada uno de los días del nuevo año; ojalá pasemos todas las noches en prisiones purgatoriales asistiendo a los espíritus allí confinados, como lo hizo Cristo, y ojalá que cada alborada sea una Pascua Gloriosa por la cual salgamos como una renovación de la vida hacia más grandes y mejores hechos.
"Cuidemos de los céntimos y los duros llegarán solos", dice un refrán prudentísimo. Podemos parafrasearlo y aplicarlo a la vida espiritual diciendo: "Cuidemos de emplear bien los días, y los años producirán, por sí solos, su tesoro."

del libro "Cartas a los Estudiantes", de Max Heindel


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