Diciembre de 1913
LA RAZÓN DE TANTOS CULTOS
El pensamiento central de la lección del mes pasado y el que debemos ponderar debidamente es la razón del por qué existen tantos cultos distintos, cada uno de ellos con su credo propio y con la idea de que solo él contiene la verdad. La razón de esta circunstancia, como se indica en esta lección, estriba en el hecho de que el ego se ha limitado a sí mismo al penetrar en un vehículo que le separa de todos y todo lo demás. Debido a esta limitación es incapaz de apreciar la absoluta y universal verdad, y, por consiguiente, las religiosas enseñanzas no pueden enseñar sino una verdad parcial.
La belicosidad y lucha engendrada en el mundo por las influencias segregarais de los credos no son sin ninguna clase de beneficio, pues si todos tuviéramos la misma opinión a cerca de la gran cuestión, "¿Qué es la verdad?", no habría un anhelo profundo en busca de luz o conocimiento, y la verdad no produciría en nosotros la fuerte impresión que deja por la lucha ejercida por lo que creemos. Por otra parte la guerra de las iglesias muestra a aquellos que, como los de la vanguardia, están aceptando un campo de visión más ancho,
quienes reconocen que ninguno posee más de un rayo de la verdad completa actualmente y quienes preven para el futuro el ensanchamiento de la capacidad de su comprensión, que algún día no tendrán que ver a través de un cristal deslucido, sino que conocerán al igual que ellos serán conocidos.
Sabiendo que existe una razón cósmica para los credos no debemos intentar el forzar nuestras ideas sobre aquellos que están aún limitados por el espíritu del convencionalismo y no imitar al espíritu militante misionero de las iglesias, sino que, como dice la Biblia, dar nuestras perlas de conocimiento solamente a aquellos que están estragados de alimentarse con desperdicios y a aquellos que ansían el verdadero pan de la vida.
El discurrir sobre asuntos relacionados con un conocimiento superior puede ayudar a aquellos que han despertado de su letargia espiritual, desgraciadamente tan común en nuestros días. Pero, por otra parte, la argumentación no prestará nunca ningún provecho, puesto que aquellos que están en una disposición de Animo de critica y de argumentación no están completamente convencidos de nada de lo que puedan decir.
La concepción de la verdad, es suficientemente poderosa por si sola para derribar las barreras de la limitación que engendran los credos, pero, eso sí, debe venir desde adentro y no desde afuera.
Así, pues, aunque nosotros debemos estar dispuestos a contestar las preguntas y consultas de aquellos que desean saber, y darles detalles de las razones de nuestras creencias, debemos también mantenernos en ciertos limites con objeto de no imponer nuestras convicciones a los demás, para que si les hemos libertado de unos grilletes, no les amarremos con otros, puesto que la libertad es la herencia más preciada del alma. De aquí
que los Hermanos Mayores del mundo occidental no acepten ningún discípulo que no esté libre de otros compromisos y ellos tienen muy buen cuidado de que el aspirante no se ate a ellos ni a ningún otro. De este modo únicamente puede disolverse el anillo de los Nibelungos y el anillo de los dioses. Que podamos todos vivir la vida de un ideal de libertad absoluta y al mismo tiempo, por consiguiente, tener muy buen cuidado de no infringir el derecho y el libre albedrío de nuestros semejantes.
del libro "Cartas a los Estudiantes", de Max Heindel
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