sábado, 13 de febrero de 2010

LA PRÓXIMA EDAD DEL AIRE - en you tube -


CARTA Nº 14
Enero de 1912


Revisando la lección del mes pasado, aparece la alarmante afirmación de que en la época venidera abandonaremos nuestra tierra firme actual, para ir a vivir en el aire vestidos con un cuerpo gaseoso.
Otro escritor, a propósito de esto mismo, ha provocado mucha hilaridad con una serie de artículos tan exageradamente imaginativos y fantásticos que las opiniones que nosotros hemos oído expresaban unánimes el deseo de concederle el titulo de campeón entre los narradores de cuentos. Y, no obstante, habita en la tierra; sus templos son tan sólidos como las rocas; y yo he vacilado mucho antes de la publicación de la enseñanza citada anteriormente, hasta que decidí hablar por requerimiento del deber, y aun a trueque de que
algunos estudiantes me califiquen de visionario.
Lo malo es que todos nosotros nos hemos contaminado con el materialismo más de lo que nosotros mismos pensamos, y esto nos estorba en nuestras pesquisas. Como estudiantes que somos de una filosofía trascendental, nos hemos acostumbrado a creer que la vida individual e interminente dentro del cuerpo etéreo le es posible obtenerla a una minoría, pero que la totalidad de la raza humana ha de vivir constantemente durante toda una era en el aire - verdaderamente, me quedé sin poder respirar al darme cuenta de que la Biblia da a entender exactamente lo que dice al afirmar que encontraremos al Señor en el aire y estaremos con Él durante toda esa época.
No obstante, mirando hacia el futuro, bajo la perspectiva del pasado, la idea no nos debería causar sorpresa alguna, pues está en línea directa con la senda que hemos seguido para llegar a nuestro desarrollo actual. En una época, vivimos como el mineral y estábamos mezclados con la tierra gaseosa. Crecimos hacia fuera de la ígnea substancia durante la existencia que cual las plantas después llevamos. Nuestra peregrinación comenzó en la corteza delgada de la tierra en época posterior, y nos hallamos ahora sobre la superficie de la tierra, muy lejos del sector interno donde empezó nuestra evolución. La marcha de progresión ha sido siempre hacia fuera, y por lo tanto, se desprende de aquí que el próximo paso debe ser para elevarnos por encima del nivel de la tierra.
Divulgo esta enseñanza para su consideración, porque la mayoría de nuestros estudiantes creen en el renacimiento y en la Ley de Consecuencia, que son los árbitros principales del destino durante la presente dispensación de los ciclos recurrentes. El conocimiento de estas leyes es de un valor superior, pues nos capacita para ordenar nuestra vida inteligentemente, formando en esta vida las condiciones de la próxima incorporación.
La mayoría de los Cristianos no tienen esta gran ventaja, pero viven, no obstante, sufriendo
totalmente todas las tribulaciones de "esta Edad" -el Reino de los Hombres- con la gran esperanza de poderse habilitar para su admisión al Reino de Dios - la próxima Edad. Nuestra visión de la vida tiene un foco más corto que la de ellos. Ellos viven menos científicamente que los que de entre nosotros aplican nuestro más exacto conocimiento de las presentes condiciones, pero se van ajustando para la futura Edad si viven de cuerdo con las enseñanzas de la Biblia. Sus creencias podrán ser vagas, pero ellos viven y mueren
con la firme convicción de la suprema y cardinal verdad de que irán a la Gloria y que estarán con el señor por siempre jamás si son realmente Cristianos.
Ni nosotros creemos solamente en el renacimiento, no podemos esperar más que en un continuo retorno a la a batallar con la ley de Jehová; no tenemos parte en el amor de Cristo. Para estar en perfecto acuerdo con los hechos, si queremos capacitarnos para vivir toda la verdad, nos hemos de dar cuenta exacta de que el nacimiento y la muerte son ficciones de esta época de nuestra existencia concreta que desaparecerán, pero la vida en si misma es interminable. Juan nos dice muy definidamente que a pesar de que no descubramos lo que será nuestra constitución, seremos cambiados a semejanza de Cristo y seremos inmortales durante toda la Era, y nos incumbe a nosotros conservar esta grande esperanza ante nosotros firmemente, y rogar por el Reino venidero, como nos lo enseñó nuestro Señor.

del libro "Cartas a los Estudiantes", de Max Heindel

en you tube, aqui
https://www.youtube.com/watch?v=FPedDqAetE4&feature=youtu.be

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