Agosto de 1911
CÓMO DOMINAR NUESTRAS ESTRELLAS
en you tube, aquí
https://www.youtube.com/watch?v=ww-sV9SXsZI&feature=youtu.be
en you tube, aquí
https://www.youtube.com/watch?v=ww-sV9SXsZI&feature=youtu.be
Espero que sacó buen provecho de la lección del mes pasado sobre "El Misterio de la Luz, del Color y de la Consciencia", y que ahora se habrá hecho bien el cargo del significado de la sentencia bíblica: "En Él vivimos, nos movemos, y tenemos nuestro ser", por cuanto en todas partes del universo en donde penetra la luz, allá está Dios también. Aun en los sitios que "nosotros" llamamos obscuros, porque la constitución de nuestros ojos nos priva la percepción de los objetos en ellos, otros órganos de visión de constitución diferente, pueden ver, como es el caso con los gatos y las lechuzas.
Cristo dijo: "Dejad que brille vuestra Luz". A la visión espiritual, cada ser humano aparece como un haz de luz, de variado colorido, según el temperamento, y de mayor o menor resplandor en proporción a la pureza de carácter. La ciencia ha descubierto que toda la materia está en un estado de fluidez, que las partículas de que está compuesto nuestro cuerpo, decaen continuamente y son eliminadas del sistema para ser reemplazadas por otras que permanecen un corto espacio de tiempo hasta que también se descomponen.
Igualmente ocurre con nuestro humor o talante, nuestras emociones y deseos, que cambian a cada momento, dejando su lugar las antiguas a las nuevas en interminable sucesión.
Por lo tanto, también tienen que estar compuestos de materia y sujetos a leyes iguales a las que rigen las substancias físicas visibles.
Incluso podemos, y así lo hacemos constantemente, cambiar nuestras mentes; podemos cultivarla hacia una u otra dirección, a nuestro libre albedrío, del mismo modo que podemos desarrollar los músculos de los brazos o de las piernas, o podemos dejar que se atrofien los miembros. Por cuyo motivo también la mente tiene que estar compuesta de una substancia maleable. Pero el ego, el pensador, nunca pierde la identidad del "Yo". En los dos casos, lo mismo en la infancia que, en la vejez, este "Yo" permanece igual, indiferente a los, cambios de pensamientos, sensaciones, emociones y deseos. Aunque, el cuerpo que usamos como vestido, cambie a medida que pasan los años, "nosotros" somos eternamente los mismos.
La virtud o el poder de mutación de la materia y la disipación de la forma, es la base de todo progreso espiritual, no obstante; pues si la materia fuese inmutable como el espíritu lo es, no existiría posibilidad alguna de adelanto. Hasta que no cesemos en dejarnos arrastrar por la corriente de la vida, y no gobernemos conscientemente el flujo y reflujo de la materia dentro y fuera de nuestro ser, seremos juguete de las circunstancias. Por consiguiente, cuando un rayo de Marte se proyecta en cierto ángulo sobre los átomos de nuestro cuerpo, sentimos toda la agresividad que lleva en sí. Por otra parte, un rayo de Saturno nos produce depresión de ánimo, nos llena de tinieblas y de espantosos presentimientos. Pero a medida que evolucionamos, y llegamos a la comprensión del "misterio, de la luz, del color y de la, conciencia", vamos aprendiendo, gradualmente a gobernar nuestras, estrellas. Luego, por medio de la conformidad a las leyes, de la naturaleza, nos convertimos en dueños de nuestro propio destino; y es de importancia vital el que, sean cuales fueren los aspectos que rijan en cualquier época, afirmemos siempre nuestra individualidad y digamos:
"No importa cuan estrecho sea el camino
Ni con cuantos castigos esté mi vida abrumada.
"Yo" soy el dueño de mi sino;
"Yo" soy el capitán de mi alma."
del libro "Cartas a los Estudiantes", de Max Heindel
*
No hay comentarios:
Publicar un comentario